Encuentros de Experiencia de Dios (EED)
- Casa Fundacional de los Talleres de Oración y Vida
- 29 mar 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 abr 2019

Era el año 1974. El padre Ignacio se encontraba en Sao Paulo impartiendo a sus hermanos capuchinos, cursos que se denominaban Semanas de Fraternidad y Oración. Afirmaba incansablemente que sin Dios, no puede haber fraternidad.
Era aquel tiempo de un secularismo fuerte y en este contexto la oración estaba completamente fuera de circulación y convencido como estaba que solo con Dios es posible la fraternidad continuaba preguntando ¿cómo será posible poner perdón allá donde el instinto reclama venganza? ¿quién pondrá suavidad allá donde el corazón exige violencia, y dulzura donde hay amargura?
Y recibió públicamente de parte del organizador de estos eventos el padre José Carlos Pedroso, el siguiente desafío: ¿Sería posible realizar una semana exclusivamente de oración? ¿Una semana en que tu te limites a hablar de oración y los oyentes a hablar con Dios?
Dicho y hecho, estaba preparado para hablar una semana de Dios porque había terminado de ordenar las ideas para escribir un libro con sus propias intuiciones, explicitando sus estudios y vivencias. Así se realizó el primer Encuentro de Experiencia de Dios denominado de esta manera desde el inicio.
Los EED Tratan de introducir a los participantes en una experiencia de Dios, de aprender durante una semana continua a estar con Dios, y como fruto desencadenar una gran liberación como efecto del amor gratuito de Dios, de la práctica del abandono, así como de otros elementos como la introspección, la concentración, el silencio, en un ambiente de interioridad y fe, con un programa variado que no cansa. Al finalizar el Encuentro se recupera el encanto de la vida a través de sentirnos encantados con Dios, desaparecen las ansiedades y la angustia, se logra aceptar con paz la propia fragilidad humana.
En resumen, un EED es un retiro de una semana, donde se recibe un conjunto de mensajes, y se realizan prácticas de oración con las que se vitaliza la fe mediante la Palabra, y se realiza una enérgica sanación mediante la vivencia del abandono, haciendo a los participantes amigos del Señor mediante diferentes maneras de orar, para así regresar a la vida fuertes y alegres, dispuestos como Jesús, generosamente a servir.
El único requisito para asistir a ellos es querer tratar con Dios.
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